Bogotá se convirtió en la capital del joropo por dos días
RUIDO DE FONDO
Iván Garavito
5/20/20252 min read


Bogotá, con su alma diversa y vibrante, es un punto de encuentro de culturas. Aquí confluyen personas de todas las regiones del país, trayendo consigo sus costumbres, sabores, acentos y, por supuesto, su música. Esta vez, el corazón de la ciudad latió al ritmo del joropo, en una celebración que convirtió a la capital en epicentro del folclor llanero durante dos días inolvidables.
La cita fue en pleno centro histórico, entre el Palacio de Justicia, la Catedral Primada y la Alcaldía Mayor. La Plaza de Bolívar se transformó en un gran escenario al aire libre para recibir una nueva edición de Joropo al Parque. Allí, el público disfrutó de una mezcla poderosa: artistas consagrados compartieron tarima con jóvenes promesas que representan el futuro del joropo.
Durante dieciocho intensas horas, la estatua del Libertador fue testigo de cómo la cultura llanera se tomaba el espacio y los corazones de los asistentes. El zapateo retumbaba en el suelo, el dulce sonido del arpa envolvía el ambiente, mientras los cantantes recitaban versos llenos de pasión, identidad y tierra. La jerga característica de los Llanos empezó a colarse entre los curiosos, quienes poco a poco se dejaban conquistar por esta manifestación cultural.
Durante dieciocho intensas horas, la estatua del Libertador fue testigo de cómo la cultura llanera se tomaba el espacio y los corazones de los asistentes. El zapateo retumbaba en el suelo, el dulce sonido del arpa envolvía el ambiente, mientras los cantantes recitaban versos llenos de pasión, identidad y tierra. La jerga característica de los Llanos empezó a colarse entre los curiosos, quienes poco a poco se dejaban conquistar por esta manifestación cultural.
El cierre del festival fue glorioso. Con artistas de talla internacional y la presencia estelar del maestro Walter Silva (pilar indiscutible de la música llanera) la energía en la plaza fue indescriptible. Sus coplas y versos, llenos de historias y emociones, lograron conectar no solo a los asistentes, sino también a quienes, desde distintos rincones del país e incluso del exterior, sienten el joropo como parte de su identidad.
Esta cuarta edición de Joropo al Parque dejó una huella profunda en los bogotanos. La masiva asistencia, desde niños hasta adultos mayores, fue testimonio del interés por vivir una experiencia única. Porque sí, en Bogotá también se joropea, se canta y se goza. Y porque la música colombiana, con sus múltiples acentos, sigue viva y vigente en cada rincón donde se le dé espacio para brillar.



